Me convertí en "prisionera" en mi propia casa

  • hace 4 años
¡Nuevas historias animadas de 2019 que sucedieron de verdad!

¡Hola! Mi nombre es Annie. ¿Qué sabes sobre el control parental? Bueno, soy una experta en este campo. Quería contarles sobre los peores años de mi vida, los cuales que pasé casi literalmente como una prisionera, y mi mamá y mi papá fueron, más o menos, mis carceleros. Ahora tengo 17 años, pero toda la historia comenzó cuando tenía 13, y mi familia vivía en una bonita casa con piscina y patio...

Había comprado un videojuego nuevo y estaba mirándolo con entusiasmo en la sala de estar, y mamá estaba haciendo algo en la cocina mientras buscaba a mi hermanito, Andrew. En algún momento, el teléfono fijo sonó, y mamá fue a contestar en la habitación contigua. Ella jura que me dijo que cuidara de Andrew, lo cual no escuché. La puerta trasera estaba abierta, y allí teníamos una piscina. Recuerdo que lo único que finalmente me distrajo de ese videojuego fue el grito de horror de mi madre. Mi hermano pequeño se ahogó ese día.

No hay palabras para describir un dolor familiar como ese. Hubo muchas lágrimas. Creo que todos se sentían culpables en ese entonces, pero nadie podía cambiar nada. Mamá seguía diciendo que nada era culpa mía, con los ojos rojos por las lágrimas, pero cuanto más me decía eso, más me sentía miserable. Oh, si ese teléfono no hubiera sonado en ese entonces, o si no hubiera estado jugando con ese estúpido videojuego... Por cierto, nunca pude volver a tocarlo desde entonces.

No es de extrañar que después de eso mis padres comenzaran a controlarme estrictamente. Sé que todo el mundo está bajo supervisión cuando se es menor de edad, pero estaba sujeta a la supervisión más estricta y, a veces, la más extrema. Mi mamá no solo me llevaba a la escuela, sino que también me llevaba al aula mientras me sostenía la mano. Por supuesto, todos se rieron de mí las primeras veces, luego se acostumbraron.

Por cierto, hablando de tomarse de las manos, mamá insistió en que estuviera con ella en todas partes, ya sea en la tienda de comestibles, o en su visita al salón de belleza, o cada vez que ya estábamos fuera de nuestro automóvil, siempre me tomaba de la mano. Ni siquiera me permitía encontrarme con mis amigos en algún lugar afuera. Mamá insistía en acompañarme al centro comercial o al cine, dependiendo de dónde se suponía que nos encontraríamos, y ella estaba constantemente cerca. También me daba una alternativa: podía invitar a m

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