Me Copiaba en los Exámenes pero me Atraparon

  • hace 5 años
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Ella es Anne, y casi destruye su sueño de convertirse en doctora por hacer trampa. Desde pequeña, siempre quiso ser doctora. Sus padres apoyaban su sueño, ¿quién no lo haría? Claro que, para convertirse en doctor, uno tiene que estudiar MUCHO. De hecho, tienes que esforzarte mucho más que cualquier otro niño, especialmente en las clases de ciencias naturales. Anne siempre estudió más que ninguna otra persona, y sus padres intentaron apoyarla contratando diferentes tutores o comprándole libros que necesitaba para avanzar.

Y luego está la cuestión de las notas. Para entrar a una buena universidad, debes tener buenas calificaciones, y Anne siempre ha obtenido las mejores. Por supuesto, los profesores la aman por ser una estudiante de primera, la que siempre sirvió de ejemplo para los demás. La Srta. García, su profesora de biología, le agradaba por encima de los demás. Ella siempre se preocupó genuinamente por Anne y la apoyó a lo largo de la escuela.

Pero las cosas se complicaron a los 15 años: había tanta tarea y tantos exámenes, y no todos entraban en el área de interés de Anne. Debía pasar las tardes estudiando hasta que oscurecía, y a veces se quedaba dormida sobre la mesa. Siempre estaba exhausta, pero no podía sacrificar sus notas perfectas.
Todas sus amigas salían y se divertían, y ella siempre estudiando, incluso los fines de semana. Quería descansar un poco de tanto esfuerzo, pero tenía que prepararse para un examen importante. Así que decidió hacer trampa. ¡Solo por una vez! Estudiaría de todas maneras, pero no tanto como siempre. Así podría salir con sus amigas sin preocuparse tanto.

Lo mejor sería esconder la hoja debajo de sus medias, para verla siempre que quisiera sin levantar demasiadas sospechas. Al día siguiente, Anne puso en práctica su ingenioso método para hacer trampa. Estaba aterrada, nunca había hecho algo así antes. Sus nervios hacían que las manos se le empaparan de sudor. Pero valió la pena: obtuvo la mejor calificación y estudió menos.
Eso la llevó a decidir que quizá no haría daño hacer trampa de vez en cuando, así que comenzó a hacerlo con más frecuencia. Siempre utilizaba el mismo método, una hoja escondida en sus medias. Ya no se quedaba dormida en la mesa y, más importante aún, tenía tiempo para pasar con sus amigas. Era un milagro que no se hubieran olvidado de ella, antes de hacer trampa, prácticamente no las veía.

En poco tiempo, estaba haciendo trampa en casi todos los exámenes. Aún seguía estudiando, pero utilizaba las hojas como recordatorios; le resultaba imposible retener todo en la cabeza. No le preocupaba que los profesores la vieran, jamás se les hubiera ocurrido que una estudiante como ella pudiera hacer trampa.
La vida fue buena y sencilla por un tiempo, hasta que la Srta. García la llamó un día a su oficina… Anne entró sin ningún tipo de preocupación, no había nada

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