Alfonso Rojo: “Viva el Rey porque hay en la España de Sánchez más tontos que botellines”
  • hace 2 años
No se debe tomar por maldad, lo que es pura tontería. Es importante tener esto presente, porque, de unos años para acá, proliferan como hongos los gilipollas.

En todos los ámbitos, sobre todo en el Periodismo y la Política.
Juan Carlos l Rey de España ya está en España. Y que el personaje que fue 38 años, 6 meses, y 25 días Rey de España esté en España no debería ser noticia, pero lo es.

Lo que demuestra cómo está el país, qué mierda de Gobierno tenemos y qué políticos pastan en estos lares.

Juan Carlos, que tiene ahora 84 años, abdicó del trono, ha sido sometido a un acoso mediático escalofriante, penalizado con 4 años de investigaciones judiciales, alargadas para estimular la pena de telediario, y se tuvo que marchar a vivir a 5.600 km de distancia. Y sin ninguna imputación o condena.

Pero… entre los ‘todólogos’, que pueblan las tertulias de televisión e incluso entre columnistas y directores de periódico, se ha impuesto la memez de que Don Juan Carlos debería pedir perdón por su falta de ejemplaridad y dar cuenta de sus supuestas fortunas ocultas.

En otras palabras, que sería conveniente que saliera en el ‘prime time’, para decirle a los españoles con gesto apenado -el mismo que puso tras matar un elefante en Botswana- que siente mucho haberse liado con Corina y que se arrepiente de poseer un dinero, que nadie es capaz de concretar cuánto es o de aclararnos en que paraíso fiscal se esconde.

Y si la cosa fuera solo de periodistas mamelucos, tendría un pase, pero es que tenemos en cabeza, exigiendo ‘ejemplaridad’, a un presidente llamado Sánchez, que falsificó su tesis, ha colocado a todos sus amigotes y usa el Falcón para irse de juerga. Un tipo al que espía todo quisqui y sobre quien pesa la sospecha de que llegó a un apaño con Mohamed VI sobre el Sáhara, porque su mujer se lo lleva crudo en Marruecos.

Y detrás de Sánchez, exigiendo al padre del Rey que se humille, van un tal Echenique, el que pagaba en negro a su empleado doméstico; un tal Errejón, que cobraba una beca ‘fake’; una tal Irene Montero, que usaba a sus guardaespaldas de chachas y a sus funcionarias de cuidadoras infantiles; un tal Iglesias, que cobraba de los torturadores chavistas y unos líderes sindicales, que se gastan lo que no hay en gambas y andan a partir un piñón con los jefes socialistas que despilfarraron en putas y cocaína los fondos europeos destinados a los obreros andaluces.

Hay que exigir ya que Pablo Iglesias salga en pantalla vestido de arpillera, pidiendo perdón por habérsela pelado, soñando que azotaba a Mariló hasta que sangrase, y que una vez concluido el espectáculo, vayan desfilado por la tele los demás progres ‘arrepentidos’.

Hay en España más tontos que botellines.
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