Tiene Felipe VI una planta estupenda. Y no estamos hablando de andar por casa o comparando al monarca con el indígena patrio, con los políticos y periodistas que saturan las pantallas de televisión.
En los saraos internacionales destaca. Y ella, Letizia, también. Siempre elegante, sonriente y discreta.
La princesa Leonor está cada día más guapa y da gusto verla desfilar o saludar a la bandera, con su uniforme de cadete.
Además y eso es muy importante, siendo como son la Familia Real, nunca han metido la pata, generado un escándalo o soltado algo fuera de lugar.
Son impecables…aunque uno se pregunta si el Rey ha hecho todo lo que podía para evitar que esta España nuestra siga derivando hacia el basurero al que la empujan el socialista Sánchez y sus compinches.
En los 9 años que lleva en el trono, Felipe VI no ha roto un plato, pero me quema la sospecha de que ha sido demasiado precavido, excesivamente timorato. Y convencido de que se ahorraba problemas y contribuía a la preservación de la Corona, no ha osado nunca decirle a Sánchez que hay límites que no se pueden ni deben cruzar.
No entra en lo imaginable una declaración pública altisonante, pero creo que muchos esperábamos un gesto, un detalle, del Monarca que, dos días después de la asonada separatista de 2017, lanzó a la Nación un discurso memorable en el que, tras dejar sentado que vivíamos momentos muy graves para nuestra democracia, subrayó que desde hace tiempo, “determinadas autoridades de Cataluña, de una manera reiterada, consciente y deliberada, han venido incumpliendo la Constitución”.
Ingenuamente, pensé que el hombre que había denunciado de forma tan tajante a quienes vulneran la legalidad, ‘demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado’, podría haberle comentado a Sánchez que con el fugado Puigdemont y con la cuadrilla proetarra no se puede ir a ni a recoger billetes de 50 euros.
Mucho menos a hacer Gobierno y pactar con semejante facinerosos nuestros Códigos y nuestra Historia.
Quizá lo hizo, muy en privado, y no nos hemos enterado, porque Sánchez se traga sapos de todos los colores.
En cualquier caso y aunque habrá muchos que califiquen de insensatez mis palabras, me parece legitimo preguntarse si Felipe VI tenía la obligación de encomendarle la tarea de conformar Gobierno a un tipo que solo puede lograrlo con los votos de cuatro partidos que están dispuestos a dárselos a cambio de concesiones inconstitucionales y que incluso pasan de ir a ver al Rey, para decirle a quien apoyarán en una investidura.
Todo lo que ha hecho Felipe VI es constitucional, pero me queda la duda de si podía haberlo hecho de otra manera.