El secretario general de Naciones Unidas, el portugués António Guterres, ha asegurado que esta medida viola principios básicos y ha cuestionado su eficacia.

“Esta no es la manera de mejorar la protección de Estados Unidos o de cualquier otro país en relación con la preocupación que existe sobre las posibilidades de una infiltración terrorista. No creo que esta sea una forma eficaz de hacerlo y creo que estas medidas deberían ser eliminadas más pronto que tarde”, aseguraba.

En la misma dirección se ha manifestado el sucesor de Guterres al frente de la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados. En Alepo, Filippo Grandi, ha podido ver sobre el terreno la realidad de los refugiados sirios. “Cuando ves esta destrucción realmente entiendes lo que significa ser un refugiado y por qué es tan importante mostrar solidaridad para brindarles asilo cuando sea posible y no rechazarles de nuevo a través de las fronteras”, declaraba Grandi desde el campamento de Jibreen.

El decreto firmado por Trump prohíbe la entrada de refugiados a Estados Unidos durante cuatro meses. Para los llegados de Siria, un país en el que la guerra ha dejado casi cinco millones de refugiados, esta prohibición es indefinida.