Alfonso Rojo: “España se jodió hace dos décadas, cuando ZP entró en Moncloa con las bombas del 11-M”
  • el año pasado
El título de este ‘Repaso’ se lo he tomado prestado a Vargas Llosa, reformando la mítica pregunta que se plantea el protagonista de ‘Conversación en la Catedral’, la magistral novela del Nobel peruano.
¿Cuándo se jodió España?
¿Cuál fue el momento en que las cosas, que iban razonablemente bien, se torcieron y empezamos a despeñarnos hacia la gilipollez y el sectarismo?
Yo lo tengo meridianamente claro.
Fue exactamente por estos días, hace 19 años, cuando montado en la onda expansiva de los bombazos del 11-M y con la izquierda y sus compinches mediáticos incendiando las calles, el inefable Zapatero entró en La Moncloa.
Lo hizo tras unas elecciones generales, que no se debieron celebrar en circunstancias tan anómalas y que dejaron patente hasta que punto puede ser cobarde y manejable un pueblo asustado, como el español.
Cierto que el PP gestionó rematadamente mal aquellos días de ruido y furia, pero el PSOE tuvo un papel muy turbio, muy indigno.
Las 193 víctimas del atentado, no de un ‘accidente’ como dice la atolondrada Mónica García, dieron alas a la soflama del ‘no a la guerra’, estigmatizaron la foto de las Azores y sirvieron a la izquierda para culpar del espanto a Aznar y no a los fanáticos de Al Qaeda.
Y de aquellos polvos, estos lodos.
Zapatero, que ahora es millonario merced a sus negocios de comisionista con la Venezuela chavista y otros facinerosos, resucitó el demonio del guerracivilismo, inició el acercamiento a los asesinos de ETA, abrió de par en par las puertas al separatismo catalán y convirtió a los lunáticos de Podemos en compañeros de mesa.
Hubo un intermedio, pero a Rajoy le faltaba ambición política y su PP carecía de sentido de los valores, para intentar alterar la tendencia.
Y llegó Pedro Sánchez y con él y la ovina colaboración de todo el PSOE, han entrado en el el Gobierno de España y como redactores del BOE, desde el bilduetarra Otegi al golpista Junqueras.
Habrá quien argumente que no somos una excepción en el agilipollamiento, porque hace tiempo que la ideología ‘woke’ y la tiranía de lo ‘políticamente correcto’ han carcomido hasta la médula los campus universitarios y emponzoñado en Occidente desde gobiernos a medios de comunicación, pasando por editoriales literarias a academias de cine, pero lo nuestro es especial.
Aquí, a la manipulación orwelliana del lenguaje, al adanismo, al exhibicionismo, a la ignorancia, a la zafiedad, a la cultura de la cancelación, a la estupidez, a la impericia y a la censura, se suma que son unos pelmas insufribles.
Y frente a eso, no basta apelar al sentido común.
Hay que votar y echar a esta panda de maleantes.
Y después, darle vuelta completa al calcetín.
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