Los socialistas sólo aciertan cuando rectifican. La frase no es mía, evidentemente, sino de don Manuel Fraga Iribarne.

Pedro Sánchez Castejón ha anunciado que va a rebajar, vía Real Decreto -la forma de gobernar que más le gusta- el IVA de la luz. Lo hará, desde el 10 por ciento actual, a un 5 por ciento. Esta era una de las primeras propuestas emanadas del nuevo equipo de dirección del PP, que lidera Alberto Núñez Feijóo, y que llevó al Senado hace seis semanas el portavoz popular en la Cámara Alta, Javier Maroto.

En aquella ocasión, la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica -lo que fue toda la vida el Ministerio de Industria-, esa política tan sobrevalorada llamada Teresa Ribera, despreció la iniciativa. Según Ribera se trataba de una medida cosmética que no iba a valer para nada. Dio a entender la responsable gubernamental que los socialistas se iban a encargar de presentar otra más sería; una hoja de ruta más articulada para aliviar a los españoles de la carga que ha supuesto, en su ya exigua renta, el elevadísimo precio de la luz. Este miércoles, 22 de junio, los socialistas, Sánchez Castejón y su equipo ministerial, que no es que no tengan vergüenza es que ni la conocen, presentan como si fuera suya la misma medida. No sólo eso sino que se permiten insultar y despreciar a quienes han sido los inspiradores de la misma... algo de aurora boreal.

Menos mal que a la gran mayoría de los españoles se les ha acabado la paciencia y se han dado cuenta de que el emperador está desnudo. Cinco días después del brutal incendio de la Sierra de La Culebra, en mi querida, pobre y depauperada Zamora, ejemplo al igual que Huesca, Teruel o Lugo, de la España vacía o vaciada, Pedro Sánchez ha visitado Otero de Bodas, municipio del corazón de Sanabria, para ofrecer... ¡dos millones de euros!... ¡uahh! Hay que ser 'podre', como se dice los gallego, 'rata', miserable y avaro. Los zamoranos le han chillado lo que han querido lo que han querido y más, claro, y poco me parece.

Afortunadamente, la nueva España se abre paso; la España de la gestión, en la que por encima de las etiquetas ideológicas, por encima de socialistas, comunistas, conservadores, liberales, 'salvapatrias' o 'vendepatrias', se imponen ya los que quieren que la Sanidad funcione, que la Educación funcione, que los servicios públicos sean de calidad, que la gente tenga para comer y llegar a fin de mes y que los padres puedan elegir libremente la educación de sus hijos