Tuve que comer alimento para perros porque mi papá no me permitía comer

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Hola, amigos. Los considero mis amigos, porque voy a compartir algo muy personal con ustedes. Me llamo Jane y tengo dieciséis años. Espero que mi historia les dé algo en qué pensar una vez que la hayan escuchado. Será sobre la muerte, la familia y el veganismo. Una elección de temas bastante bizarra, ¿no crees? Pero pronto entenderás cómo es que todas estas cosas se conectan.
Como suele suceder, mi historia se remonta a la niñez, específicamente al divorcio de mis padres. Solo tenía seis años, así que tengo recuerdos borrosos de esa época de mi vida. Recuerdo que hubo una audiencia judicial, que me quedé en casa con mi mamá y que mi papá se fue. Pero hasta hace poco no sabía qué había llevado a mis padres a la corte. No creía haber sido el problema. Durante los diez años que siguieron, papá no participó de ninguna forma en mi vida. Pagaba una cantidad importante de dinero a mamá para mi pensión alimenticia, y siempre a tiempo, así que yo no pensaba que fuera una mala persona. Pero, para que entiendas qué tipo de padre era, te contaré solo una cosa: no lo vi ni una sola vez en todo ese tiempo. Tal vez pienses que se había mudado a algún lugar lejano como Alaska, ¡pero te equivocas! ¡Siempre vivió en el mismo Estado que yo! A veces me llamaba, más que nada para desearme un feliz cumpleaños o una feliz Navidad.

La vida con mi mamá… fue normal y bastante tranquila, y nunca noté que claramente algo andaba mal. La señal más obvia era que, durante ese período de diez años, mamá nunca tuvo una vida personal. Se rehusaba a hablar de mi papá y de cualquier otro hombre, así que yo no intentaba interferir. Otra señal preocupante fue que llenó ese vacío trabajando duro, lo que la estresaba y consumía mucho de su tiempo y energía. Yo no entendía por qué se esforzaba tanto, siempre tuvimos dinero suficiente como para vivir bien. Lo más probable es que el trabajo haya sido lo que perjudicó seriamente su salud.
Mamá sufrió de insomnio durante muchos años. Fue a varias clínicas y consultó a todo tipo de especialistas. Pero nada la curaba, así que los médicos le indicaron que tomara píldoras para dormir. Eso la ayudó, hasta que su cuerpo se adaptó a los medicamentos, por lo que se vio obligada aumentar la dosis o a cambiar a cosas más fuertes. Mamá eligió ambas opciones. Como resultado… Hace unos nueve meses, tomó demasiadas píldoras y… no de