La calidad del sueño es fundamental para la salud del corazón, y estudios recientes refuerzan esta relación.
Según una investigación de la Asociación Americana del Corazón, las personas con buenos hábitos de sueño tienen un 42% menos de riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca.
La recomendación es que los adultos duerman entre siete y ocho horas por noche, priorizando no sólo la cantidad sino también la calidad del sueño.
Una rutina de sueño saludable aporta muchos beneficios, mientras que una mala calidad del sueño puede provocar irritabilidad, aumento de peso, ansiedad, depresión, hipertensión e incluso un mayor riesgo de accidentes.
Síntomas como el insomnio constante, los ronquidos y la somnolencia diurna son señales de alarma que indican problemas con los patrones de sueño.
Para mejorar la calidad del sueño, los expertos sugieren consejos sencillos y eficaces.
En primer lugar, hay que mantener horarios regulares para acostarse y levantarse, así como evitar el uso de dispositivos electrónicos y luces brillantes antes de acostarse.
El dormitorio debe ser un entorno cómodo y relajante. También es importante no hacer comidas copiosas por la noche y limitar el consumo de cafeína y alcohol cerca de la hora de acostarse.
Si te resulta difícil conciliar el sueño, es aconsejable pedir ayuda a un especialista.
Además, el ejercicio físico es un poderoso aliado, ya que mejora tanto la calidad del sueño como el control de síntomas como la ansiedad.
Según una investigación de la Asociación Americana del Corazón, las personas con buenos hábitos de sueño tienen un 42% menos de riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca.
La recomendación es que los adultos duerman entre siete y ocho horas por noche, priorizando no sólo la cantidad sino también la calidad del sueño.
Una rutina de sueño saludable aporta muchos beneficios, mientras que una mala calidad del sueño puede provocar irritabilidad, aumento de peso, ansiedad, depresión, hipertensión e incluso un mayor riesgo de accidentes.
Síntomas como el insomnio constante, los ronquidos y la somnolencia diurna son señales de alarma que indican problemas con los patrones de sueño.
Para mejorar la calidad del sueño, los expertos sugieren consejos sencillos y eficaces.
En primer lugar, hay que mantener horarios regulares para acostarse y levantarse, así como evitar el uso de dispositivos electrónicos y luces brillantes antes de acostarse.
El dormitorio debe ser un entorno cómodo y relajante. También es importante no hacer comidas copiosas por la noche y limitar el consumo de cafeína y alcohol cerca de la hora de acostarse.
Si te resulta difícil conciliar el sueño, es aconsejable pedir ayuda a un especialista.
Además, el ejercicio físico es un poderoso aliado, ya que mejora tanto la calidad del sueño como el control de síntomas como la ansiedad.
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