Alfonso Rojo: “El beso de Rubiales, la mentira de Jenni y el agilipollamiento del pueblo español”
  • hace 8 meses
Lo relevante, lo crucial, lo gordo de verdad es que un amoral como Sánchez y una indignidad como el PSOE pongan a España en manos del fugado Puigdemont, pero no les voy a hablar del viaje secreto que la comunista Yolanda Díaz emprende a Bélgica, para ponerse a los pies del fugado, ni de que el golpista exija ahora a esta panda, ademas de referéndum independentista y amnistía, que se hagan una foto con él en Waterloo.
Y no elucubraré sobre ese asunto, porque no albergo la mínima esperanza.
No ya de que socialistas y compinches se echen atrás en el último momento, sino de que el antaño valiente pueblo español, tenga la mínima reacción.
Nuestra sociedad es tan roma, parece tan apalominada y sufre tal proceso de agilipollamiento, que se traga cualquier cosa.
Decía Lenin, refiriéndose despectivamente a los burgueses rusos, que despacharon al Gulag tras torturarles en la Lubianka, que eran tan avariciosos que les venderían las sogas con las que iban a ahorcarlos.
En nuestro caso no hay cuerdas, sino una estupidez progresiva, que mezclada con la creciente cobardía, la mezquindad y la caradura, harán que la gente, más o menos la mitad de la población, aplauda la claudicación ante los sediciosos, argumentando que hay que ‘poner el contador a cero’ y buscar la ‘concordia’.
Seguro que alguno de ustedes anda ya enarcando las cejas y murmurando que exagero.
¡No señores, no!
La prueba del cretinismo, que aqueja a la sociedad española, la acabamos de ver con Rubiales, el beso a Jenny, la mentiras sobre el caso y la astracanada protagonizada por periodistas, políticos, supuestos intelectuales y publico en general.
Uno puedo entender que Sanchez, conmilitón de Rubiales cuyo padre además de alcalde del PSOE en Motril estuvo implicado en la estafa de los EREs, intente sacar tajada del achuchón.
O que Irene Montero y la ¡Banda de la Tarta’, que tienen en casa camaradas que se ponen calientes como mandriles soñando que azotan a Mariló, revienten histéricas.
Incluso que orondos periodistas, como el progre Ferreras, comiencen defendiendo al directivo y acaben crucificándolo.
Pero lo del todavía seleccionador nacional de fútbol, el ínclito Luis de la Fuente, es de aurora boreal.
Escucharle condenar indignado a Rubiales, tres días después de aplaudirle entusiasmado y justificar la cabriola en que inicialmente se dejó llevar por un entorno de ‘presión, estrés y shock’, me da vergüenza hasta a mi.
Si confesara Luis de la Fuente que lo que le preocupa es el millón y medio que se embolsa al año y tratase de taparse argumentando que tiene tres hijos y que la vida esta muy dura, le disculparía.
¿Pero la presión?
¿Y eres tu, mendrugo, quien decide quien salta al campo en lo momentos críticos de un partido?
¿No sufrías estrés cuando te hiciste el machote y le dijiste al gran Sergio Ramos que lo llevarías nunca al equipo porque es muy viejo?
Shock el que tengo yo con todos vosotros… ¡mamarrachos!
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