Alfonso Rojo: “La coña no es que Sánchez ponga dos tíos, sino que sigan Irene, Pam y Marlaska”
  • el año pasado
Lo del presumido jefe del PSOE y su cuadrilla es de coña.
Con la ridícula solemnidad con la que suele adornarse cuando enfocan las cámaras de televisión, Pedro Sánchez anunció el nombramiento de los dos nuevos ministros, que cubren los huecos que dejan Reyes Maroto y Carolina Darías en su faraónico Gobierno.
Consciente quizá de las escasas posibilidades que tienen Maroto y Darias, como candidatas a las alcaldías de Madrid y Las Palmas, Sánchez se deshizo en elogios a las dos cesadas.
De Maroto, la que en vísperas de las autonómicas madrileñas de mayo de 2021, difundió agrandada cinco veces en la fotocopiadora una pequeña navaja que, según ella, le había enviado un ‘peligroso fascista’, que luego resultó ser un jubilado que no estaba en sus cabales, ponderó "el impulso clave para reindustrializar nuestro país”.
A Darías la presentó como “un personaje providencial en el fortalecimiento de la sanidad pública".
¡Manda huevos!
Al margen de que ambas han sido bastante ineptas, podría ahondar en la paradoja de que el tipo que se autodefine como ‘el presidente más feminista de la Historia’ y el ‘mayor paladín de la paridad’, las haya sustituido por dos tíos, pero lo dejamos para otra ocasión.
La noticia, para mi, es que Marlaska sigue como ministro de Interior e Irene Montero continúa en Igualdad.
Y con esta última, permanece atornillada al cargo y cobrando 130.000 euros de sueldo, la tal Pam Rodríguez, la que sostiene que los españoles son “bastante violadores” y acaba de soltar en TV3 que las raíces cuadradas “no valen para nada”.
Parece lógico, puro sentido común, que si remodelas tu Gabinete pongas de patitas en la calle a los responsables de aberraciones como la ley ‘sueltavioladores’, la ‘trans' o la ‘animal’, pero el pacto con Podemos establece que a los ministros podemitas los nombra y los cesa Pablo Iglesias, y Sánchez traga.
Podía, porque estaba en su mano, haber fulminado a Marlaska, que está más quemado que la pipa del Virginiano, pero me da a mí que le ha entrado miedo.
De repente, en La Moncloa se acordaron de Baltasar Garzón y del estropicio que te puede hacer un ex ministro-juez despechado y rencoroso.
Y Marlaska, el acercado de terroristas etarras, el mentiroso de la Valla de Melilla, el hooligan sanchista, sabe muchas cosas.
Y no sólo de Tito Berni, de las andanzas de los hermanos Puig y de los apaños con Otegi.
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