Alfonso Rojo: “El harakiri de Casado, la vanidad de Teo, la tibieza de Feijóo y el miedo de Sánchez”
  • el año pasado
Se cumple un año del ‘harakiri’ de Pablo Casado y todavía no soy capaz de entender como pudieron ser tan cenutrios y torpes, el entonces presidente del PP y su guardia pretoriana.
Casado es un tipo afable, educado, trabajador e inteligente, pero ni el que asó la manteca hubiera gestionado tan mal las cosas.
De todo el ‘affaire’, el remate patoso fue ir al programa de Carlos Herrera a darse tiros en las pelotas, pero la cosa venía de lejos.
Una semana antes del ‘naufragio’, tomé café con Teodoro García Egea, su ‘número 2’ y delante del ‘hombre fuerte’ del PP en aquel momento y de tres de sus más estrechos colaboradores, reiteré que iban de cabeza al desastre.
Que no tenía sentido la estéril y fratricida pugna con Isabel Díaz Ayuso, no sólo porque iban a perder.
Insistí en que lo sabio, lo lógico, lo mejor era que elevasen el tiro y planteasen la batalla con el socialista Sánchez, en lugar de dedicarse a intercambiar pellizcos con Miguel Ángel Rodríguez.
Teodoro, que es casi tan brillante como soberbio, me replicó que él era el secretario general y que no le tosía ni Dios.
Así les fue, pero no hay mal que por bien no venga y tanta estulticia tuvo la virtud de agitar hasta sus cimientos al centroderecha español y facilitar que Alberto Núñez Feijóo se convirtiera en candidato.
Feijóo no adolece de pecados como la vanidad, la inexperiencia o la ingenuidad, pero tampoco despierta pasiones.
Pero ahí lo tienen: a menos de 100 días de unas elecciones autonómicas y municipales claves y en año de generales, va destacado en las encuestas y con la Moncloa a tiro de piedra.
Mi pregunta es si la tibieza de Feijóo es la táctica correcta.
Es evidente que el líder popular da por sentado que, cuando llegue el momento de la verdad, Santiago Abascal no le dejará tirado, para evitarnos a todos otros cuatro años de la Coalición Frankenstein.
Si el apoyo de VOX se da por garantizado, la tarea es arañarle al PSOE una parte de su electorado, descontento con un tipo como Sánchez que se entrega al nacionalpopulismo y, por ambición y sin escrúpulos, le compra su agenda anticonstitucional y sus modales chavistas.
Michavila y otros gurús demoscópicos calculan que hasta un millón de votos del PSOE pueden trasladarse al PP si Feijóo sigue nadando en aguas templadas.
Yo no lo se. Ningún experto político pondrá pegas a esta estrategia resultadista si tiene éxito, pero la tibieza solo quedará legitimada cuando, una vez alcanzado el poder, se deroguen, borren y eliminen los esperpentos perpetrados por el Gobierno PSOE-Podemos.
Entiendo que el socialista Sánchez esté asustado viendo los sondeos, pero haría Feijóo un pan como unas hostias, si una vez en La Moncloa mira para otro lado como hizo Rajoy, y en aras de la gestión económica, pospone ‘ad calendas graecas’ la revolución cultura e ideológica que España necesita.
Los españoles no se lo perdonaríamos.
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