¿Puede la naturaleza salvarnos de las consecuencias del cambio climático? | DW Documental
  • el año pasado
Los fenómenos meteorológicos extremos aumentan a nivel mundial: lluvias torrenciales, inundaciones, riadas y aludes, también en Alemania. Un estudio advierte que en los próximos 25 años el riesgo de inundaciones será siete veces mayor que el actual.

Las estrategias erróneas también han sido causantes de inundaciones peligrosas. Durante años, las ciudades y los municipios más pequeños confiaron en que con elevar y estabilizar las presas de contención era suficiente, y ahora, conforme se abría paso el agua, se han visto las dramáticas consecuencias que tenía esa medida. Mientras tanto, en Europa se están replanteando cambiar de método e "invitar al agua a entrar". Los Países Bajos ya son líderes en ello. En Dordrecht, ya no intentan retener las subidas con diques cada vez más grandes, sino todo lo contrario: la ciudad le hace sitio al mar. Para ello, los parques infantiles, las instalaciones deportivas y urbanizaciones enteras están diseñadas de tal forma que pueden absorber una enorme cantidad de agua sin que las casas lleguen a "mojarse los pies". "Tenemos un sistema", dice el profesor de ingeniería hidráulica Marcel Stive, "en el que la naturaleza nos ayuda y nos protege de las consecuencias del cambio climático y la subida del nivel del mar".
En Colonia también han aprendido de las inundaciones del pasado. A lo largo del Rin, hay praderas aluviales que absorben el agua, estaciones de bombeo especiales y muros de contención móviles que protegen la ciudad en caso de que se desborde el Rin.

Y también hay una historia de éxito en el valle del Elba, cerca de Lenzen, en Brandeburgo: allí se cortó el antiguo dique, devolviendo 600 hectáreas de terreno al río. La naturaleza florece de verdad: "Especies raras como el pigargo europeo y los cisnes cantores han encontrado un nuevo hogar", dice entusiasmada la investigadora Kleinwächter, "y eso atrae a los turistas".

La ciudad francesa de Nevers se dio cuenta hace años de que un río no debe estar confinado. Por ello, en donde confluyen los ríos Loira y Alliers hay zonas de barbecho creadas especialmente con ese propósito, bosques de galería y zonas pantanosas. Medidas que también hicieron que el río fuera más predecible y menos peligroso durante las crecidas.
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