Mientras el mundo entero está de luto, la Familia Real británica tiene que hacer frente a uno de los momentos más complicados del año. Ayer se despidió para siempre Isabel II y ahora, Carlos III, convertido ya en Rey, tiene que hacer frente a los nuevos compromisos que manda el título que posee. Con el corazón roto, semblante serio y de riguroso luto, el primogénito de la Reina más longeva de la historia ha dado comienzo a una nueva era.