Las cascadas de Ouzoud desde el mirador
  • hace 2 años
Al dejar atrás un tramo de parajes austeros y detenerse en las imponentes cascadas de Ouzoud, se hace patente cómo la barrera geológica de la cordillera del Atlas separa el Marruecos fértil del seco, con la humedad del Atlántico y del Mediterráneo retenida al norte, y el tórrido aliento del Sáhara agostando la tierra desde el sur. Hasta los animales parecen contarnos que aquí el país se parte en dos, con las colonias de monos en los majestuosos bosques de cedros, las cabras encaramadas a los riscos y las gacelas a la carrera por los páramos, mientras los lugareños trabajan con el burro en los bancales o prefieren el dromedario en los espacios abiertos bajo el sol.
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