Recientemente, Facebook censuró a Juan Sandoval Íñiguez, un cardenal mexicano, por varias declaraciones en un video sobre el virus chino. Sus comentarios fueron interesantes y se hacen eco de lo que dijo el arzobispo Carlo Maria Viganò en su advertencia sobre el gran reinicio. Básicamente, la élite global quiere someter a la humanidad entera por construir una sociedad sin Dios.

Íñiguez aludió a la marca, diciendo que “el chip que pretenden poner en la vacuna para tenerte controlado es la marca de la bestia que dice el Apocalipsis.” La verdad, no es, pero sí que es un precursor. El cardenal tiene la idea correcta: el objetivo de esta plandemia fue la imposición de un nuevo orden mundial sin Cristo.

Satanás es “el dios de este mundo” y “el príncipe del poder del aire.” Utiliza los medios para establecer sus narraciones. Se infiltra en organizaciones a los más alto niveles para implementar su agenda. Cuando Satanás tentó a Jesús, le mostró los reinos del mundo y le dijo: “Todo esto te daré.” No sería una tentación si no fuera verdad. ¿Por qué tantas corporaciones se preocupan más por la política que las ganancias? Satanás pone a personas alineadas con su visión en posiciones de influencia. Así, no necesita control de la mayoría. Solo necesita control de las instituciones para obligar a la mayoría a someterse.

Aunque parezca raro, como Dios utilizó a Nabucodonosor para juzgar al pueblo de Judá, utilizará al anticristo para juzgar a los globalistas. Al principio de los últimos días, la gran Babilonia es la potencia global dominante. Va a reinar sobre los reyes de la tierra y eso lleva a resentimiento. El anticristo va a aprovecharse de este resentimiento y después de destruir la gran Babilonia, va a implementar su propio sistema financiero: la marca de la bestia.

Durante los últimos días, el mundo va a adorar al anticristo y a Satanás, pero el anticristo solo controla un cuarto del mundo políticamente. No va a haber un nuevo orden mundial satánico en el sentido de que todo el mundo está bajo el control de un gobierno. De hecho, la razón por la que el anticristo es tan popular inicialmente es que destruye el globalismo. En eso radica el engaño: Satanás va a sacrificar el globalismo, uno de sus instrumentos de control, para obtener aún más. Va a crear el problema y fingir ser la solución.