Dani de la Orden defiende el lado esperanzador de las comedias románticas

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Madrid, 10 feb (EFE).- La química fluye entre la flamante ganadora del último Goya a la Mejor Actriz, Belén Cuesta, y el actor Álex García en la nueva comedia romántica de Dani De la Orden, "Hasta que la boda nos separe", un homenaje a "un género muy ingrato", dice el director a Efe, pero que el público adora.
Cuesta es Marina, una treintañera que se gana la vida organizando bodas, a pesar de que no cree en el amor para toda la vida ni en el compromiso; "es una mujer un poco herida, resentida con el amor, que no confía en que ella vaya a tener pareja; dice que no lo necesita pero -lo típico de la vida- que si tú no quieres sopa, toma dos tazas", explica Cuesta en una entrevista con Efe.
Una noche, en una boda complicada que ella maneja con divertidísima maestría, conoce a Carlos (García) con el que tiene una aventura, un affaire más para ella y un momento de debilidad para él, que tiene novia.
El sexo suma, dice García, pero no es más que una vía para que esta pareja que acaba de conocerse "se miren y se vean de verdad, vean a ese alguien con el que te sientes identificado y que no se puede explicar. Por eso -enfatiza el protagonista de 'La novia'- no nos cansamos de hablar del amor".
"Lo que me gusta de Marina es que no puede evitar contenerse: si tiene que decir algo lo dice, o si se enfada, lo muestra, pero luego se arrepiente. Es esa lucha, ese viaje de admitir el amor y enfrentarse a él", cosas "algunas muy Belén, y otras, no", se ríe la ganadora del Goya por "La trinchera infinita".
Para García, Carlos es un cobarde, capaz de cualquier cosa por no defraudar a su novia; pero al surgir el flechazo, todo se complica. "Lo químico está, eso es lo que hace que el encuentro sea inevitable", apunta Cuesta.
El trío lo completa la novia de Carlos, Alexia (Silvia Alonso), una niña rica y mimada que hizo la vida imposible a Marina en el cole, cuando eran pequeñas, porque era una niña feíta y peluda; pero "se arrepiente mucho", asegura Alonso a Efe. "Ella nunca ha tomado las riendas de su vida pero, paradójicamente, es muy controladora", explica.
Y ya están todos los ingredientes. Es la historia del "patito feo", pero también "la muestra de cómo el karma te devuelve cuando has sufrido. Yo creo en eso -se sincera Cuesta-, y me gusta que todos tienen su herida bien puesta y con eso se hace comedia, que yo lo veo fundamental para curar".
"Cuando haces una película esperanzadora o donde intentas suavizar las dosis de crudeza que te da la realidad, la gente se te pone en contra", afirma el realizador catalán, que explica que sólo hace comedia romántica quien, como él, es "muy fanático del género".
"Ya se que es un género muy ingrato pero tienes el punto del público, yo me quedo con eso", concluye el director de "El mejor verano de nuestra vida", que logró más de un millón de espectadores y 9,1 millones de euros de recaudación.
El reparto cuenta con habituales de sus cintas, como Mariam Hernández, Gracia Olayo, Jordi Sánchez, Adrián Lastra o Leo Har

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