Aunque no parece que tenga manos limpias, Marine Le Pen mantiene el timón y todo apunta a que estará en la segunda vuelta de las presidenciales. Porque su electorado no penaliza que supuestamente utilizara casi 300.000 euros del Parlamento Europeo para pagar a asistentes de su partido. Menos suerte ha tenido François Fillon, el candidato de la derecha, casi fuera de combate por el escándalo de pagos oficiales a su familia. Aunque su mujer  niega haber sido su asistente, la justicia investigará también a sus hijos, dos estudiantes que supuestamente se embolsaron 84.000 euros por empleos ficticios.
El descalabro del republicano da alas al exministro de Economía de François Hollande: Emmanuel Macron tiene muchas papeletas para convertirse en el próximo presidente de Francia si, como ya ocurrió hace quince años con su padre, todos los partidos se unen contra Marine.
Joven, carismático y defensor del liberalismo económico, se distanció de los socialistas para poner 'en marcha' su propio proyecto. Sin embargo, podría contar con el apoyo de una parte del partido, los más cercanos al exprimer ministro Valls, que no ven con buenos ojos el giro a la izquierda de su candidato, Benoît Hamon. Equilibrios de fuerzas que pueden llevar al Elíseo al menos esperado.