Hugo Chávez señaló claramente a su sucesor por lo que pueda pasar, pero la transición no se presenta tan sencilla. Muchos coinciden en que, salvo milagro, el final del gobierno de Chávez ha llegado. Si sobrevive a la enfermedad es poco probable que pueda aguantar el pulso de toda una legislatura. Los problemas surgen a la hora de organizar la transición. Para empezar parece imposible que el próximo día 10 esté en Caracas para jurar su cargo. Los chavistas buscan vueltas a las leyes. Y las leyes son claras. Si chávez muere antes del jueves, o incluso si jura, pero fallece posteriormente: Debería haber elecciones en 30 días. Entre los oficialistas, no obstante, hay quien defiende que la jura se puede retrasar sin fecha y celebrarla ante el Tribunal Supremo. Lo seguro es que su ausencia obligaría a definir la incapacidaz de Chávez para el cargo. Si es temporal eso daría hasta 180 días a los suyos, pero, ¿quién cogería las riendas del país? La oposición está prácticamente desactivada y entre los chavistas ya hay disensiones: Nicolás Maduro tiene un duro rival en el presidente de la Asamblea Nacional y número dos del partido de Chávez.Cabello se dejó ver el 28 de diciembre en el saludo anual a las tropas, que este año hizo Maduro en nombre de Chávez, vestido con una casaca caqui. Guiño a unos militares a los que no les gustó nada el nombramiento antes del último viaje a Cuba del presidente electo del nuevo ministro de Defensa. ¿Y qué consecuencias tendría en la región el fallecimiento de Hugo Chávez? Un terremoto económico y político de cuya intensidad depende el modo de gestionar una difícil transición.