La reforma laboral se aprobó hace un año para frenar el paro. 12 meses después, se han destruido más de 850.000 puestos de trabajo y los despidos han superado los 690.000.Era la víspera de su aprobación y nos llegaban noticias suyas desde fuera. Al día siguiente la ministra de Empleo la defendió. Y con ese objetivo fue aprobada en el Congreso. Un año y 850.000 parados más después, la tesis del Gobierno no varía. Sin ella, sin la reforma laboral -dice la ministra- habría aún más parados.Los sindicatos dicen lo contrario. Que la reforma laboral destruye empleo. Su argumentación: que en 2009, sin reforma, por cada punto de caída de la economía se perdieron 470.000 puestos de trabajo. Y en 2012, con la reforma, la cifra subió a 500.000. Treinta mil parados más. 780.000 personas al mes se han convertido en parados en el último año. Y lo peor es que lo han hecho con indemnizaciones más bajas, con menor capacidad para emprender un negocio o vivir cuando se agota la prestación. La mitad de los parados, tres millones de personas, no cobra ya ningún tipo de subsidio.Los expedientes de regulación de empleo han crecido un 66%. Y aún quedan por llegar. Están sobre la mesa Vodafone o Iberia. Entre tanto dato terrible una buena noticia, que viene de una mala. Como la población activa ha bajado sólo necesitaremos -con reforma laboral o sin ella- crecer un 0,8 por ciento para crear empleo. Pero mientras el crecimiento no llegue, y en 2013 no llegará, no se creará empleo. Desde Bruselas estiman que habrá medio millón de parados más a final de año. Por eso ahora, un año después de la aprobación de la reforma, igual que entonces, España preocupa fuera. Pero esta vez por el insostenible nivel de paro juvenil.