Esta joven musulmana de 22 años deberá quitarse el velo para declarar ante el juez.  Es la decisión que ha tomado el Tribunal de Blackfriars, al sur de Londres, que la juzga por un delito de intimidación. Pero la polémica esta servida.  La acusada se niega a quitarselo, aunque sólo sea durante su declaración, pero si no acata la orden del magistrado, podría ser encarcelada por desacato al Tribunal. Los abogados de la defensa alegan que eso iría en contra de los derechos de su clienta y hasta el vice primer ministro birtánico, Nick Clegg, se ha mostrado contrario a esa prohibición. Pero el magistrado asegura que es crucial que los miembros del jurado le vean la cara,  y le ha ofrecido poder declarar a través de una pantalla.