La canciller alemena espera a pie de alfombra roja a la otra mitad del corazón europeo: el presidente francés Francois Hollande.  Un corazón franco-alemán que estrechó lazos hace 50 años y que hoy, a pesar de las diferentes sensibilidades políticas, late con fuerza. Este es el mensaje que tanto Hollande como Merkel han querido transmitir en el castillo de Ludwisgdburg, en Alemania. El mismo lugar donde hace medio siglo el propio de Gaulle puso las bases para la reconciliación  tras la Segunda Guerra Mundial. Aunque ahora el viejo continente no sufre las consecuencias de la contienda sino las de una crisis que amenaza con partirlo en dos."Queremos que Europa tenga una oportunidad, especialmente la gente joven.... En esto es en lo que estamos trabajando, Alemania y Francia juntos, con los otros miembros de europeos", ha dicho Merkel.Aplausos también para el discurso del mandatario francés, quien ha dicho que solo hay una solución a la crisis: la propia Europa ."Es hora de convertir el sueño europeo en realidad", ha concluido Hollande en Alemán..El próximo escollo que amenaza con romper esta buena sintonía es la futura creación de una supervisión bancaria común en Europa. Hollande la quiere cuanto antes y Merkel, la prefiere bien pensada y planteada. Aunque los dos ya han dejado claro que no  están tan lejos el uno del otro.