La alegría ha estallado en las calles de Bengasi, en Libia, tras la orden de la fiscalía de la Corte Penal Internacional para detener a Gadafi, a su hijo y a su cuñado, por atacar a la población civil. Ahora serán los jueces quienes determinen si hay evidencias que permitan hacer efectiva esa petición. La fiscalía dice que las imágenes y testigos de la represión a tiros de las manifestaciones populares serán suficientes para que la orden tenga recorrido.