La violencia desatada en Teherán tras las elecciones se salda con una decena de fallecidos en las protestas

  • hace 5 años
Miles de personas en irán llevan nueve días denunciando que su voz fue borrada de las urnas; desde entonces, un movimiento de jóvenes afines al opositor Musaví buscan su voto en las calles, reclaman unas elecciones justas. Aunque para ello tengan que hacer de las piedras su nuevo lenguaje, y de las llamas el único modo de iluminar un escenario de tensión en el que el régimen de Ahmadinejad se escuda en la legalidad de los comicios y la democracia servida a un pueblo que se siente defraudado. La violencia ha llegado a Teherán para quedarse, y el jefe de la Policía iraní ya ha advertido a Musaví que sus mensajes incitando a las protestas son la causa de la "atmosfera ilegal" que se respira en la ciudad. Y manda un mensaje al líder opositor: "Si los disturbios prosiguen, los agentes actuarán en consecuencia". Hasta ahora, añade, el responsable de la policía, sus agentes "no han disparado ni un solo tiro"; aunque los medios locales contabilizaban 13 muertos durante las jornadas de protestas de este sábado, bañadas en gas lacrimógeno. No hay horizonte de nuevas elecciones a la vista, y Musaví ha hecho un llamamiento a una huelga nacional si es detenido. Explica que el fraude electoral llevaba meses planificándose. Lo que el gobierno no tenía previsto es el ímpetu ciudadano que ha despertado, latente desde la revolución islámica de 1979.

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