Los taxistas están furiosos. Los más exaltados la han tomado con los sospechosos de intrusismo y con sus propios compañeros. La crisis está pulverizando al sector y ahora temen que la nueva ley les dé la puntilla porque permitiría que cualquier autónomo pueda transportar pasajeros sin regularse por una tarifa. Durante dos horas ha sido imposible coger un taxi. Los que circulaban iban vacíos. La manifestación ha provocado cortes de tráfico e importantes problemas para quienes necesitaban algún transporte público. Los taxistas han recibido el apoyo del Partido Popular de mano de su presidente Mariano Rajoy aunque no les ha dado muchas esperanzas.