Cinco años han pasado desde que el Ejército estadounidense pisará tierra iraquí. Cinco años desde la caída del régimen totalitario de Sadam Hussein. Pero que las cosas hayan mejorado en el país es tan sólo una percepción engañosa. A los residentes de Bagdad les cuesta expresar sus pensamientos, desordenados, mezclados y asidos al hecho de que actualmente su calidad de vida es peor que hace cinco años. La delincuencia, el auge de la violencia basada en las religiones y los oídos sordos a la libertad de expresión en balde conquistada, les hace soñar despiertos con un futuro más próspero. Aún hoy, grupos de ciudadanos en Irak se manifiestan para pedir que los americanos regresen a sus casas. Tras una invasión que se ha cobrado hasta la fecha la vida de 4.000 soldados norteamericanos y las vidas de cientos de miles de civiles iraquíes.