Elecciones y electores, el desafío tecnológico

  • hace 6 años
El año 2019, Argentina, Bolivia, El Salvador, Guatemala, Panamá y Uruguay, convocarán de nuevo a elecciones presidenciales. En el caso guatemalteco, cuatro de cada diez electores tiene de 18 a 35 años. Así consta en el listado de ciudadanos que estaban habilitados por las autoridades electorales para la consulta popular de abril del 2018 sobre el tema del diferendo territorial con Belice. Los datos del Tribunal Supremo Electoral reportaron 7,522, 920 votantes para ese evento, y se supone que para las próximas elecciones la cifra se aproxime a 8 millones.



Ese 41% de votantes –cifra un tanto más exacta- debe ser motivo de reflexión entre quienes pretenden comprender y estudiar el fenómeno electoral en un país como muchos otros donde el aumento de votantes refleja la composición demográfica y política de la nación. Los datos de electores guatemaltecos precisos son así: de 18 a 25 años, 13%; de 26 a 30, 15%, y de 31 a 35 años, 13%.



Tras leer detenidamente esta información, se pueden hacer varias interpretaciones. La primera, es que el grupo mayoritario de este bloque de gente joven tiene entre 26 y 30 años y podría haber participado en cuando menos dos votaciones previas. Siguiendo un criterio combinado entre edad y oportunidades previa a votar, se debe citar al grupo de 31 a 35 años, las personas más maduras y que pudieron ejercer el derecho al voto en cuanto menos 4 elecciones presidenciales.



Otro dato llamativo: los electores entre 36 y 50 años equivale al 30% de los votantes inscritos. Se trata de personas cuya vida transcurrió entre la guerra y la paz, conocieron las dictaduras militares desde la óptica de adolescentes y adultos jóvenes, y supieron del proceso de pacificación en esta nación centroamericana. Los más adultos del grupo, con unos 32 años de participar en la vida electoral activa del país, pudieron participar en las votaciones de 10 presidentes civiles electos democráticamente en forma consecutiva.



La mayoría del universo electoral ha evolucionado políticamente dentro del esquema democrático. En su mayoría han conocido de la política tradicional, la de campañas tradicionales y sus puntos de referencia han sido los mítines, los medios de comunicación masiva y las batallas por el voto casa por casa. Una minoría del 13% forma parte de la generación que se maneja en un mundo político donde la tecnología y redes celulares son la verdad sine qua non. Estos entienden que el mundo está resumido en su teléfono y creen en las tendencias que el twitter, el Facebook y similares reflejan. Con ello, su realidad política es tan virtual como el origen de los mensajes que les persuaden. Dos formas y realidades muy distintas.

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