Huertas urbanas ofrecen productos orgánicos a los moradores
  • hace 6 años
En lo alto de las favelas o “morros” de Río de Janeiro, como se les conoce en Brasil, y escondidas entre la frondosa vegetación, el proyecto de Hortas Cariocas, perteneciente a la Secretaría de Medioambiente del Ayuntamiento de Río, mantiene 42 huertas instaladas en espacio urbanos, terrenos baldíos o áreas de riesgo por deslizamiento…, impropias para la ocupación humana. Aunque la Secretaría, según afirma, Julio César Barros, ingeniero agrónomo municipal, ayuda a un total de 100 proyectos agrícolas de la ciudad, si bien las que dependen directamente de la municipalidad son solo 42.

El objetivo, afirma Barroso, es por un lado rescatar el ambiente rural en las ciudades y especialmente entre los más pequeños que han perdido el contacto real con la agricultura y la proveniencia de los productos. De esta forma, asegura, “conseguimos revertir el flujo, ya que los padres de estos niños han perdido también el hábito de una alimentación saludable. Pero, cuando el hijo llega a casa con una verdura plantada por él mismo, está reintroduciendo, de alguna manera, el hábito de comer saludable en su propia casa”.

Las 42 huertas, mantenidas por moradores con experiencia en agricultura, como es el caso de Orlando de Almeida, más conocido como el Portugués, en la favela de la Formiga, en Tijuca, la zona norte de Río de Janeiro, se rigen por los fundamentos del cultivo orgánico donde no está permitido el uso de pesticidas químicos. Solo elementos naturales como plantas que protegen de las plagas o compostajes de deshechos orgánicos son usados para pulverizar las áreas cultivadas.

El 50% de la plantación es donada a guarderías, escuelas, asilos y aquellos moradores que no disponen de recursos económicos. El otro 50% es puesto a la venta, pero con un precio subvencionado para que los vecinos de la favela que no conseguirían comprar este tipo de productos orgánicos en el supermercado puedan beneficiarse también de sus propiedades nutritivas y saludables.

El proyecto fomenta además la curiosidad de los moradores por construir pequeñas huertas dentro de sus propias casas y con ellos producir una pequeña cantidad de hortalizas para consumo propio.
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