El incierto futuro de los amputados de guerra del Ejército afgano

  • hace 6 años
El veterano de guerra, Rafiullah Khan tiene 32 años y desde que perdió las piernas hace dos años al pisar una mina colocada por los talibanes, acude a diario a su precaria tienda con la esperanza de ganar algo de dinero para mantener a su familia.

Rafiullah forma parte de los 1.743 miembros del Ejército de Afganistán que quedaron discapacitados entre 2003 y 2017, según datos del Ministerio de Defensa, y es uno más de entre las decenas de miles de afganos heridos gravemente en cuatro décadas de guerra.

"Estaba subiendo por el centro de un camino hacia nuestro puesto de guardia elevado, cuando pisé una mina enemiga y sentí una fuerte sacudida. Al abrir los ojos, estaba en un hospital militar", recordó el ex soldado.

Las heridas en la parte inferior de su pierna izquierda eran graves y el daño en la derecha era menor, por lo que Rafiullah fue trasladado al principal hospital militar de Kabul con la esperanza de salvar una de sus extremidades.

"Consentí que me amputaran la pierna izquierda, pero cuando después de la operación abrí los ojos vi que mis dos piernas habían sido cortadas", lamentó, quejándose de que los doctores no se esforzaron lo suficiente.

De vuelta a su ciudad natal, Asadabad, capital de la provincia de Kunar (este), Rafiullah trabaja hasta diez horas al día arreglando generadores eléctricos y ganando unos 5.000 afganis al mes (casi 72 dólares), con los que se alimentan él, su mujer y sus cinco hijos.

El Ministerio del Trabajo, Asuntos Sociales, Mártires e Incapacitados estima que 800.000 civiles y miembros de las fuerzas de seguridad quedaron discapacitados en el país a causa de décadas de guerra.

Sin embargo, solo 130.000 de ellos están inscritos en los registros gubernamentales y reciben una pensión mensual, en muchos casos insuficiente para cubrir las necesidades básicas de la familia.

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