Detrás de la Razón - Irán en Estados Unidos, presidente en Nueva York

  • hace 8 años
Pisando fuerte y con paso firme, Hasan Rohani, el presidente de Irán, tocó suelo de EE.UU. para llegar hasta el podio de la ONU, y señalarle al mundo sus errores.

El primero y el más grave, aceptar que los países poderosos provoquen la violencia y el terrorismo de la manera más inhumana, es decir: garantizar la seguridad de una parte del mundo, a costa de desestabilizar a las demás partes, es el origen de la inseguridad, dijo en su asistencia a la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) en su edición número 71.

Explicó así, que el terrorismo es definitivamente el fruto de las políticas egoístas de las potencias mundiales para garantizar su propia seguridad.

Rohani criticó la idea de las potencias de implementar una zona de exclusión aérea sobre Siria. Indicó que esto traería más violencia y favorecería a los terroristas: “Los extremistas tienen proyectiles de mortero, tanques, misiles y vehículos blindados. Tienen cañones y baterías de artillería, pero nada de aviones de guerra, así que la creación de una zona de exclusión aérea no es un paso correcto”.

Sin titubeos y sabiendo que Arabia Saudí lo estaba viendo, el presidente Rohani le dijo a ese país que es uno de los motores del terrorismo internacional y que por ello le exigía que dejara de ser patrocinador.

El mandatario pidió también a la familia real de Arabia Saudí que cese su intento de dividir y ponerle fuego a Oriente Medio. Y le pidió a todos los países del mundo unirse de manera real y activa para vencer al terrorismo que está devorando al mundo desde América hasta Asia.

En otro punto, el presidente iraní arremetió contra Estados Unidos. Lo acusó de negligencia e impuntualidad, al no cumplir debidamente con el acuerdo nuclear, signado entre Irán y las 6 potencias mundiales, encabezadas por EE.UU.

Rohani señaló que EE.UU. no ha mostrado la intención de levantar las sanciones, ordenando confianza en las transacciones bancarias y de comercio en los bancos del capitalismo, violando así el espíritu de buena fe del acuerdo pactado en Viena, capital austríaca, tras años de intensas negociaciones.

Argumentó que de seguir con esa actitud, el único resultado será el propio desprestigio de los mismos Estados Unidos por no cumplir con sus promesas ni pactos, algo no sólo antiético, sino ilegal.

El presidente persa también aseguró que hará que EE.UU. le regrese hasta el último centavo de lo que le confiscó a Irán. Hará que devuelva los 2 mil millones de dólares que EE.UU. con mentiras, incautó al pueblo iraní.

La presencia de Irán en Nueva York tuvo excelente reacción. 13 países se reunieron con Rohani para hablar de dinero, negocios e intercambios de ideas y posturas. Como la reunión con el primer ministro de Italia, Matteo Renzi, donde se dijo que ese país podría ser el país europeo con más intercambio comercial con el mundo persa.

¿Cuánto resentimiento habrán tenido muchos en EE.UU., que se han declarado acérrimos enemigos de Irán, al ver al presidente iraní caminar en Nueva York, y ser felicitado y requerido para hacer grandes negocios con su país?

¿Se quedarán de brazos cruzados los sionistas de EE.UU. al ver el éxito que ha tenido Irán? ¿Cuál es el mensaje que está detrás en el discurso que el presidente de Irán le dio al mundo entero en la Organización de las Naciones Unidas (ONU)?

¿Qué respuesta tendrá la comunidad internacional al pronto regreso de Irán al escenario protagónico político y económico del mundo? ¿Cuáles serán los principales desafíos para los iraníes?

¿Serán atacados con propaganda mediática, influencia económica o incluso terrorismo, por parte de quienes no soportan el triunfo persa como los sionistas?

Detrás de la Razón pregunta, los analistas contestan y usted en su casa concluye. La realidad, hace lo que quiere, y nosotros volveremos a preguntar. Lo importante es detectar las aristas que no nos dicen.

El análisis, las preguntas y respuestas a las nueve treinta de la noche, desde los estudios de Teherán; Londres, siete de la tarde; México y Colombia, una de la tarde; Madrid, ocho de la noche.

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