Las "briomas" macabras, aunque "inocientes", de los niños

  • hace 8 años
Madrid, 04 sep (efesalud.com). Tenemos la idea de que nuestros hijos son criaturas inocentes y de que serían incapaces de hacer el más mínimo daño a una mosca. Sin embargo, los niños aún no tienen muy clara la noción de lo que es causar dolor a los demás o a sí mismos, ni saben delimitar del todo los límites del peligro: pueden soltarse de nuestra mano repentinamente y cruzar la calle llena de coches que separa el hotel del paseo marítimo; pueden subirse al poyete de la terraza de tu quinto piso para ver mejor el aterrizaje de su avión de juguete; o pueden dar de comer al bebé la leche corporal de un bote olvidado encima de la mesilla de noche... los sustos, cuando no momentos de verdadero pánico, llegan siempre por sorpresa y pueden ser memorables.

RELATO: "Siempre al filo" de la escritora Isabel Cañelles (Editorial Relee).

Hace tiempo que no oigo a los niños y me pregunto qué estarán haciendo. Me acerco a la cocina. Me encuentro allí a Elmo y a Ari. Elmo me mira con temor, escondiendo algo en la espalda.
-Ay, mamá -dice-. No estoy haciendo nada.
-¿Qué tienes ahí? ¿Qué pasa?
Elmo se saca de detrás un cuchillo de dos palmos de largo.
-¡¿Qué haces con ese cuchillo?! -le digo, histérica-. ¿Estás loco?
-Solo quería enseñarle algo a Ari -me dice, tembloroso.
-Guarda eso, por favor.
Elmo guarda el cuchillo en el cajón.
-¿Enseñarle qué? -le pregunto con angustia-. No se pueden coger los cuchillos, Elmo, es muy peligroso.
-Solo quería que viera cómo me corto el cuello -me dice muy serio-. Por aquí -marca una línea en su cuello con el índice.
Trago saliva. Se me llenan los ojos de lágrimas. Pienso en candados en los cajones, en cuchillos colgando del techo, en una casa sin nada cortante... Pasan segundos como siglos.
-Que no, hombre -dice Elmo despreocupadamente-, que era "brioma".

"Nunca sabré qué le quería enseñar realmente Elmo a Ari ni qué habría pasado si yo hubiese tardado diez minutos más en entrar a la cocina. Lo que sí que creo es que la reacción de Elmo, su «brioma», hizo que la situación perdiese todo el dramatismo que yo me empeñaba (como madre protectora) en imprimirle. Y que, de alguna forma, lo liberó de sus fantasmas, que a lo mejor eran en realidad los míos".

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IN ENGLISH: Always on the edge

I haven't heard the boys for a while and I'm wondering what they're doing. I go to the kitchen. I find Elmo and Ari there. Elmo looks fearfully at me, hiding something behind his back.
"Oh, Mom," he says, "I'm not doing anything."
"What have you got there? What's up?"
Elmo brings out a knife that's two palms long.
"What are you doing with that knife?" I say hysterically. "Are you crazy?"
"I only wanted to show Ari something," he says, in a shaky voice.
"Put that away, please."
Elmo puts the knife in the drawer.
"Show him what?" I ask, distressed. "You can't take out the knives, Elmo, it's very dangerous."
"I only wanted him to see how I cut my neck" he says seriously. "Along here," and he traces a line on his neck with his index finger.
I gulp. My eyes fill with tears. I think of locks on all the drawers, of knives hanging from the ceiling, of a house with nothing sharp in it ? the seconds seem like an eternity.
"No, silly," says Elmo nonchalantly, "it was a yoke."

I will never know what Elmo really wanted to show Ari nor what would have happened if I had gone into the kitchen ten minutes later. What I do believe is that Elmo's reaction, his "yoke", meant that the situation lost the dramatic quality that I was determined (as a protective mother) to give it. And in some way freed him of his ghosts which, in fact, were probably mine.

Translation/Traducción: Fionnuala Ni Eigeartaigh.

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