Un pequeño labrador flotaba en aguas del golfo de Nápoles cuando fue divisado desde un barco. Con silbidos y palabras cariñosas le animaron a nadar hasta la embarcación y consiguieron subirlo a bordo. En tierra firme se enteraron de que una familia había denunciado la pérdida de su perro por la mañana. El can viajaba en un ferry con sus dueños hasta que se lanzó al agua y desapareció en el mar. Los operadores del ferry no quisieron parar, pese a las súplicas de la familia.