Premios WISE: proyectos que dan un vuelco positivo a la vida

  • hace 10 años
La semana pasada vimos tres proyectos en Perú, Finlandia y Jordania, que ganaron los premios WISE, en la Cumbre Mundial de Innovación para la Educación, en Doha. Esta semana vemos otros tres proyectos educativos.

Muchos niños que viven en las calles, afrontan problemas de violencia, sin posible acceso a la educación. ¿Cómo les ayuda este proyecto en Egipto? Veámoslo en este reportaje.

El Cairo es una de las capitales más superpobladas del mundo. Según el ACNUR más de un millón de niños viven y duermen en las calles. Muchos han abandonado sus casas debido a la extrema pobreza de sus familias. Sobreviven vendiendo lo que pueden, limpiando coches o haciendo otros trabajos.

Reacios a las cámaras, aceptaron hablar con nosotros por que veníamos con los voluntarios de FACE, un grupo de apoyo para niños sin hogar. FACE trata de reintegrar a estos niños en la sociedad a través de la educación.

“Vengo a trabajar y a conseguir comida, porque muchas veces no tengo dinero. Nos ayudamos unos a otros, como si fuéramos hermanos.”

Cada noche los equipos de FACE recorren las calles esperando a que los niños se acerquen. Les animan a charlar y a jugar. Y es a través del juego, que estos niños se reconectan con la educación y aprenden cosas importantes en la vida.

El gobierno egipcio se está implicando cada vez más en este proyecto.

La ministra egipcia de Asuntos Sociales, Ghada Wali nos explica: “Tenemos treinta y siete trabajadores de la Fundación que protegen a los niños de la calle en todo el país. Al evaluar las necesidades de estas instituciones, nos damos cuenta de que nos hace falta personal capacitado para ayudar a los niños de la calle.”

Estos niños suelen dormir de día y salen por la noche, justo cuando la ciudad es más peligrosa.

No es raro que los equipos de FACE se encuentren con niños heridos y menores que han sido golpeados.

Una vez que se han ganado la confianza de los niños, los equipos de FACE tratan de convencerles para que vayan al “Centro Al-salaam”, donde estudian sus necesidades a largo plazo.

Los trabajadores sociales evalúan la situación particular de cada niño y buscan un programa adecuado para cual. Aquí pueden comer, usar el baño y lavar la ropa. Pero sobre todo también tienen la oportunidad de jugar y aprender.

Flavia Shaw-Jackson es una de las fundadoras de FACE:

“Les damos una educación informal sobre cómo protegerse en las calles, con consejos sobre salud e higiene, la prevención de abusos sexuales, el maltrato físico; advirtiéndoles del peligro del tráfico de órganos, y les explicamos sus derechos.”

En el centro los niños parecen felices y recuperan poco a poco la esperanza de una vida mejor en un ambiente más sereno.

Además el centro introduce un hábito de estudio para un posible regreso a las aulas, dándoles a los niños la oportunidad de proseguir con su educación.

“Los niños de la calle no suelen confiar en los demás, nos explica Ola Farrag de FACE. No solo tienen el precedente del trauma familiar, además han tenido experiencias negativas con adultos: como insultos, golpes y hasta violaciones. Por eso no se fían de los mayores. Se necesita tiempo para reconstruir esa confianza.”

Desde sus inicios en 2007, este proyecto ha ofrecido protección, consejos prácticos y educación a unos 28.000 niños en Egipto.

Un centenar ha accedido a una escuela especializada y más de treinta se integraron en el sistema escolar público.

Con una experiencia que le dio un vuelco positivo a sus vidas.

Disciplinas creativas como la música, las artes visuales, el teatro o la danza han demostrado mejorar los resultados del aprendizaje, pero no todos los niños tienen acceso a clases así. Veamos este proyecto en Australia.

Akot, de 11 años de edad, llegó desde Sudán a Australia hace unos años.

Ahora va al colegio en un barrio de Melbourne, donde residen muchos inmigrantes y familias con pocos ingresos.

La ONG Song Room trabaja aquí para introducir la música en los establecimientos de enseñanza como en este colegio, el Sagrado Corazón.

Caroline Aebersold es directora de “The Song Room”:

“Nuestra ONG existe porque realmente creemos que todos los niños deben tener acceso a la creatividad, a las artes, la música, el teatro, la danza. En Australia no es así. A la mayoría de los niños, tres de cada cuatro, no se les da esa oportunidad en su escolaridad. »

El colegio de enseñanza primaria, Sagrado Corazón participa en este programa desde hace tres años. Los talleres son gratuitos y los imparten músicos y artistas profesionales.

Zoë Barry es profesora de música:

“Cuando empezamos el programa, muchos estudiantes que estaban recién llegados a Australia parecían como enfadados, cansados o un poco a la defensiva. Gracias a la música los niños están más relajados, lo que les facilita disfrutar de los juegos con un espíritu lúdico. Eso después les ayuda a aprender e incluso a maravillarse.”

La música ha sido una gran ayuda para Akot. Gracias a la práctica de un instrumento ha superado los

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