La mitad de la población adulta del mundo no tiene acceso a los servicios financieros, según denuncia el Banco Mundial. En un informe sobre exclusividad financiera, el organismo sitúa en 2.500 millones de personas las que no disponen de una cuenta bancaria. La pobreza está relacionada directamente con esta exclusión puesto que las entidades financieras ignoran a las personas con menos recursos. Y, esto, tiene una repercusión directa en su capacidad para ahorrar e invertir en educación.

En función de la encuesta del Banco Mundial, solamente el veintidós por ciento de la población afirma haber ahorrado dinero en los últimos doce meses. Y, las mujeres, están más penalizadas que los hombres en los países en desarrollo.

Frente a esta situación, progresa la llamada banca móvil que permite efectuar operaciones a través del ‘smartphone’. Está práctica está creciendo especialmente en África subsahariana. En Kenia, dos terceras partes de la población recurren a ella.